Observo a las gentes como cuando eran valientes y corrían delante de los grises y se enfrentaban al gobierno con una muleta de un ser cojo...observo a la gente pasar sin mirar...detenerse ante la desgracia ajena y no mirar sino su ombligo obtuso y caduco...sin embargo en el camino de la vida...la gente me ha sorprendido...quizás ya nada me sorprenda...pero quizás vea a mis espaldas aquellos dulces momentos...gentes corrientes y especiales que caminan como yo pero no lo admiten como yo...gentes que levantan casas...monumentos...avenidas...que lloran la muerte de un ser querido...amados y odiados pero solo a veces...como las veces que llore y nadie me consoló...una mano se poso en la mía...aquella mano nunca la olvidaría y aun hoy medio siglo después la gente no me deja de sorprender.
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